Autor: JUAN RAMÓN SELVA ROYO, arquitecto. Fernando Martínez García-Ordóñez nació en Salas (Asturias), en 1922. Cursó la carrera de Arquitectura en Madrid, obteniendo el título en 1955. En el último curso, y con ocasión del concurso para la ordenación del complejo Azca en Madrid, conoce a Pedro Bidagor Lasarte: tras ganarse su confianza, consigue su recomendación para trasladarse a Valencia, ciudad sobre la que recibe el encargo de realizar un detallado informe urbanístico. Son conocidas sus aportaciones a la ciudad como urbanista del Plan Sur, cuya escala de intervención contrasta con el refinamiento y delicados planteamientos formales con que afronta su opera prima en edificación: la Escuela-Jardín Guadalaviar (1958-59).

Tras constituir sociedad profesional junto a Juan María Dexeus Beatty(GO-DB Arquitectos Asociados), desarrollará una ingente producción arquitectónica, localizada principalmente en la capital del Turia. Destacan, entre otros proyectos, el Grupo Virgen del Carmen (1958-62) en El Cabañal; el chalet Navarro Rubio (1960) y la Parroquia del Mar (1967) –que optó al Premio Nacional de Arquitectura de 1969–, ambos en Jávea; los dos bloques residenciales que se levantaron en la esquina de la calle Jaime Roig con Álvaro de Bazán, en Valencia (1963); o la innovadora ordenación y desarrollo del complejo comercial Nuevo Centro, en Campanar (1980-82).

Fernando Martínez García-Ordóñez, fue uno de los jóvenes arquitectos que irrumpieron en la Valencia de finales de los 50, comenzando su andadura profesional dirigiendo la Oficina Técnica del que sería llamado Plan Sur: la propuesta urbanística de más trascendencia que tuvo la ciudad del Turia en el silo XX. Influenciado por la arquitectura de Mies van der Rohe, en el Colegio Guadalaviar, el arquitecto se propuso ensayar los conceptos creativos derivados del ‘less is more’ miesiano: la arquitectura se convierte en función utilitaria, y la función determina la forma. El edificio, el primer ejemplo en construcción metálica vista en la ciudad, sirvió de carta de presentación a García-Ordóñez, al tiempo que se convertía en referente de la arquitectura moderna en Valencia. Formado en Estados Unidos, y con la experiencia de numerosos viajes al extranjero, fue capaz de organizar en Valencia un nuevo concepto empresarial de estudio, con distintas divisiones organizativas y sugerentes técnicas de márketing. García-Ordóñez fue, además, pionero en el ámbito de la construcción industrializada, llegando a realizar las primeras viviendas experimentales prefabricadas de la Comunidad, en el polígono de Campanar (1969). Por otro lado, patentó un eficaz sistema de construcción modular con el que dotó de viviendas económicas a numerosos enclaves necesitados del país.

Tras el éxito que supuso la construcción de Guadalaviar, nuestro arquitecto recibe varios encargos de chalets unifamiliares en la costa de Jávea. El más llamativo de ellos es, sin duda, el que realiza en 1960 para el Ministro de Hacienda, Mariano Navarro Rubio, y su numerosa familia: un volumen prismático horizontal en primera línea de mar, acorde con el funcionalismo que se había impuesto como norma el joven arquitecto. En este proyecto es posible apreciar también el buen hacer de su socio, Juan Mª Dexeus Beaty, co-responsable de muchos de los aciertos estéticos de las obras de la primera época del estudio GO-DB. Después de un viaje de formación por los Estados Unidos, tiene lugar la primera obra residencial de promoción privada de García-Ordóñez, en la que, curiosamente, participó como copropietario de la comunidad vecinal: los dos bloques (inicialmente se habían previsto tres) que se levantaron en la esquina de la calle Jaime Roig con Álvaro de Bazán, en Valencia. Se trata de un ejemplo de arquitectura de calidad, en la que se combinan elementos de acceso claramente modernos junto con una elegante disposición horizontal de antepechos de hormigón y montantes verticales metálicos.