APUNTES (IV): JUAN MANUEL DE PRADA
Publicamos unas palabras del escritor español Juan Manuel de Prada con las que denuncia uno de los grandes problemas de nuestra época: la mentalidad relativista, que por supuesto también ha arraigado con fuerza en el ámbito artístico en general y en el arquitectónico en particular. Para ejemplificar lo que dice, De Prada utiliza la literatura y cita a Homero, pero si nosotros sustituimos a éste último por Mies, Le Corbusier o cualquier otro de los grandes arquitectos modernos, sus palabras se ajustan perfectamente al panorama arquitectónico actual:
" ... la razón ha enloquecido, todas las cuestiones se discuten, pero además todas las opiniones valen lo mismo. Tú te has podido tirar toda tu vida estudiando a Homero, y entonces llega un señor analfabeto, que no ha leído a Homero en su puta vida, y dice que Homero es una puta mierda, y aunque tú digas que Homero es la quintaesencia de la maravilla, pues da igual, su opinión vale lo mismo que la tuya. Esto es una cosa pasmosa que ha ocurrido en nuestra época, y que ha provocado la absoluta destrucción y degeneración del pensamiento: todas las opiniones valen lo mismo y además se puede opinar sobre todo, porque todo es opinable. De tal manera que vamos directamente caminando hacia el caos y por supuesto dispuestos a ser engullidos por él ..."
Entrevista en el Diario Ya (2008)
9 Comentarios:
Primero que nada Felices Fiestas para ti y la gente que te acompaña. Te agradezco por los comentarios que cada tanto nos dejas en el blog, nos sirven de estímulo para seguir trabajando y no "bajar el listón" como diría Helio.
Sobre el tema que tocas no sería tan pesimista. Comparto la afirmación que en nuestros días cualquiera se siente con la capacidad crítica de emitir un juicio de valor. Se habla de "minimalismo", "racionalismo", "postmodernismo" y tantos otros términos sin saber muchas veces lo que es arquitectura. Luego de algunos fallidos intentos de querer explicar a quien no quiere oír, decidí dosificar el ímpetu de mi "cruzada" y esperar a que sean las personas quienes lleven los temas. Disfruté de conversaciones muy interesantes con quienes quizás no las hubiese imaginado, y evité gastar saliva en otros.
En nuestro oficio creo que lo más complicado es poder comunicar a nuestros clientes lo que pensamos para sus proyectos sin que estos lo perciban como complejo y costoso. Creo es un reto el saber usar las palabras necesarias para comunicar las pautas del proyecto a desarrollar, y sobretodo saber escuchar con atención lo que el cliente desea para jugar luego en ese campo nuestras ideas. No creo que la arquitectura sea solo para arquitectos, si creo que la buena arquitectura tiene distintos niveles de lectura a ser descubiertos según la intensidad de la mirada del observador.
Recibe un fraternal saludo y mis mejores deseos para el 2009.
Aldo Facho
Aldo, Rubén, Álvaro, demás habituales de este foro, FELIZ NAVIDAD.
Dicho esto entro en el tema del relativismo (no de la teoría de Einstein sino del texto de Juan Manuel de Prada). El problema pienso que no es tanto que los no letrados entren a opinar, sino que se niegue la objetividad de la verdad.
Ocurre lo mismo en el ámbito de la ética: La excesiva importancia dada desde Guillermo de Ockham al cumplimiento de la norma (que pasaba por encima de la adecuación de la norma al bien) y su evolución hasta la ética kantiana, han provocado una reacción al otro extremo del subjetivismo: la norma deja de ser la creadora de verdades, para que lo pase a ser la conciencia individual. Ambos casos son erróneos (tanto el normativismo como el subjetivismo) y los dos por la misma razón: negar la objetividad de la verdad (en el caso de la ética, la objetividad del bien).
Pienso que algo similar ha ocurrido en el arte: el excesivo afán normativo de la academia, de los estilos, han acabado provocando la reacción contraria, el subjetivismo en el arte. En el caso del arte (y en el de la arquitectura por tanto) la búsqueda de la verdad se identifica con la búsqueda de la belleza. Cuando lo que se busca no es la belleza de una obra de arte sino su belleza-para-mí (si me gusta o no me gusta) el propio gusto se erige en juez (como la conciencia individual en el subjetivismo moral).
Llegado a este punto discrepo de Helio Piñón (lo cito como defensor de la lucha contra el relativismo en el arte)en un punto: él opina (y así lo ha dejado por escrito) que los elementos de valoración del juicio estético no son siempre racionales. Más bien es como un don (el don del gusto podríamos decir) que permite a uno distinguir lo que está bien de lo que está mal (lo bello de lo feo) pero que no es siempre racional, y que por tanto no siempre se puede explicar: se muestra el ejemplo de lo correcto (lo bello) y el que no lo identifique ya espabilará.
Helio, con su gran vocación docente, propone para quien carece de dicho don, una manera de ir adquiriéndolo (por tanto el "gusto" para Helio es un intermedio entre don y virtud, porque siendo innato, puede también adquirirse). La manera de educar el gusto no sería tanto el estudio (recordemos que Helio nos lo propone como algo no meramente racional) sino una especie de acostumbramiento de los sentidos (que son los receptores del arte). En el caso de la arquitectura, por pertenecer a las artes plásticas, el sentido que habría que desarrollar sería la vista. Por tanto Helio propone que nos dediquemos a mirar buena arquitectura hasta acostumbrarnos a lo bueno: que la redibujemos, que la miremos con una mirada inteligente, no distraída, con ojos de arquitecto (intelección visual, me parce que lo llama).
Yo tengo una concepción más racional de la belleza (o por lo menos por ahora, quizás cuando sepa más cambie de opinión). En cualquier caso, la intelección visual sirve también para formar criterio estético para gente que como yo tiene esa concepción más racional (que no racionalista). En cualquier caso, como he de reconocer evidentemente que Helio sabe y ha estudiado este tema mucho más que yo, no me aventuraré a llevarle mucho la contraria.
Simplemente manifiesto que mi intuición me dice que la belleza debe de ser algo más racional que lo que nos propone Helio porque me parece más acertado que el juicio estético lo realice la inteligncia, que no directamente los sentidos: para mí estos reciben información que se ha de combinar en la inteligencia con la información que ha ido adquiriendo el crítico, y que le han ayudado a formarse su juicio estético. Dicho juicio estético será más o menos acertado en la medida que se adecúe con la verdad (y aquí volvemos a la raíz del problema y al inicio de mi comentario).
¿Qué hace un texto de un abogado y reconocido escritor español en un blog como éste? Pues BIEN, un texto así hace bien, y mucho... porque la arquitectura no es solo para los arquitectos (como la medicina no es solo para los médicos) y como tal se ve afectada por la mayoría de "virus" que azotan nuestras sociedades (como el relativismo actual).
Y al mismo tiempo que como usuarios todos tenemos derecho a plantear cuestiones,siempre serán los profesionales del campo en cuestión los indicados para buscar las respuestas más apropiadas. Por recurrir al mismo ejemplo anterior: quienes sufren la conjuntivitis - por decir algo- encuentran respuesta a su problema en los especialistas, que previamente han estudiado y creado el medicamento y lo recetan si es necesario.
Pero claro, sabemos que no es tan fácil hacer el paralelismo, pues en nuestro campo pueden existir hasta infinitas soluciones para un mismo problema, y es ahí donde empieza el debate ideacional que, sazonado con unas gotitas de relativismo, crece hasta nuestra desesperación.
¿Qué hacer? Uno de los palos a golpear para sacar algo en claro es la objetividad de la verdad, con toda la disertación filosófica que conlleva (como bien ha expuesto Íñigo en su comentario - Gracias!)Pero a mi entender nos frenan, por un lado, que en este caso la verdad no es unívoca, y por tanto se presta a ser relativizada (un ejemplo: dos sistemas de fachada que resuelven bien el mismo problema de protección solar, ¿cual es la verdad objetiva en ese caso? )Por otro lado, entra en juego algo muy desprestigiado en la actualidad: La puesta en valor. El relativismo del que habla JM de Prada en el post publicado defiende una tesis clara: "todo vale". Actitud que vemos por todas partes. Y contra la que es difícil luchar ... más aun cuando entra en escena la estética. Porque así como los criterios económicos todos los tienen claros, y otros poco a poco se van haciendo hueco - como los medioambientales-los criterios estéticos tienen un largo camino por delante.
Una vez un esteta me dijo que "Si todo vale, nada es valioso", y quizás sea esa la clave para romper el relativismo en arquitectura : saber valorar justamente las cosas. Y hacerlo a todos los niveles implicados (que son muchos), TAMBIÉN estéticamente.
Y si los dos sistemas de fachada valen, veamos los criterios empleados en cada uno: ¿elegancia, ahorro económico?(son dos al azar, podríamos hablar de adecuación formal, durabilidad, facilidad en la puesta en obra, ahorro energético en su producción ... )
¿Cómo sacar la cuenta? ¿En plan hoja excel todo cuenta igual porcentaje y vamos dando puntuaciones en cada area? ... Ni idea, eso para otro debate, pero la conclusión a la que quiero llegar es que, en cualquier caso, solo valorando con objetividad Y DESDE EL CONOCIMIENTO (nunca desde la ignorancia) se puede romper con la amenaza de que todo vale, tanto en la arquitectura como en la vida. TODO NO ES RELATIVO, NI NADA TAMPOCO.
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Me ha encantado un texto así, las ideas claras siempre producirán mejor arquitectura que las carentes de ellas. Aprovecho para desear felices fiestas a tod@s! ;)
Me gusta mucho un tema publicado que genera largos comentarios. A mi criterio significa que estamos “dando en el clavo” o en parte importante de lo que queremos transmitir.
Creo que es importante cuestionarse y volver a analizar la importancia de lo objetivo y lo subjetivo. Creo importante determinar ciertos valores éticos y morales para desarrollar nuestra profesión, al igual que en las demás.
Considero que la belleza es extremadamente subjetiva. Sin embargo, en el ámbito profesional sólo hay cabida para temas objetivos. Si alguien quiere agregar apreciaciones subjetivas es simplemente atributos de cada quien, por más que lo subjetivo pueda estar de moda.
Para entenderme y luego poder dictar una clase, trato de evitar la subjetividad dejándola al margen. La subjetividad genera confusión y diversos puntos de vista “etéreos e regularmente imprecisos”. Para que lo subjetivo tenga un valor en lo que hacemos debemos “objetivisarlo”.
Siempre agradecido por las publicaciones en este BLOG y los interesantes comentarios, les dejo mis mejores deseos para este confuso y siempre bienvenido 2009.
P.D. Si la opinión de alguien que no sabe sobre el tema toma algún tipo de valor, tenemos que preocuparnos en quien le da ese valor (seguramente ha de ser una suerte de personaje político que requiere aumentar popularidad).
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Interesante, como a partir de unas líneas de contundente contenido los visitantes de este valioso blog volcamos idea y pensamientos a modo de comentarios. Álvaro, debes sentirte más que alentado a seguir publicando, creo que ésta es una de las mayores recompenzas que podemos recibir los que "ad-honorem" dedicamos tiempo en investigar para compartir.
Sobre los comentarios de Iñigo y Paula, son interesantes y motivadores. Sobre el primero, me adscribo más a la línea de Kant que toma Piñon referente a entender la capacidad de percibir lo “bello” como independiente de lo lógico y lo ético. Creo que pensar la percepción estética ligada al campo racional y no al sensorial es quitarle esencia. No percibimos con el intelecto, lo hacemos mediante los sentidos, y no solo el visual. Ahora, es cierto que uno puede orientar su capacidad perceptual a partir de educar su forma de percibir: la valía de lo bello se da muchas veces según convenciones sociales que cerebrizan la auténtica percepción sensorial, es por ello que reconozco el valor de las opiniones de personas ajenas con el oficio pues son miradas menos condicionadas.
En resumen, reconozco el juicio estético como independiente del juicio ético y lógico, pero reconozco también que la nuestra percepción sensorial está “educada” y orientada por convenios más racionales que sensoriales.
Saludos a todos y espero seguirnos encontrando en estos enriquecedores diálogos.
Aldo Facho
Con todo lo que admiro los escritos de De Prada y estando de acuerdo con lo que dice, a mi me parece que se queda corto. Y esto ocurre porque le falta empatía y no es capaz de ver el otro lado de la ecuación. El ignorante que pretende sentar cátedra es casi igual de penoso que el sabio (¿?) que renuncia a su deber (moral) pedagógico. Y, permitidme la descortesía, de esto los arquitectos sabeis un par de cosas.
Sin negar en absoluto el papel que ha desempeñado el llegar al actual estado de cosas la perversa idea de que todas las opiniones son respetables (y de ahí se pasa a otorgarles el mismo valor), no se nos puede olvidar que algo habrá tenido que ver la negativa de mucho sabio a bajar de su torre de marfil para cumplir con el precepto evangélico de enseñar al que no sabe. Esto de enseñar al que no sabe puede resultar (sobre todo cuando el sabio no tiene capacidad pedagógica y además no es capaz de humildemente reconocer que no la tiene) tremendamente frustrante. Primero por la falta de resultados aparentes, y segundo por el tremendo golpe que se lleva el ego de muchos al percatarse de su incapacidad para la enseñanza.
Un buen (añadid la profesión u ocupación que querais) no es, necesariamente, un buen profesor. Y suele resultar que cuanto más encumbrado esta un (profesión u ocupación) menos capaz es de reconocer su inabilidad, achacando la falta directamente al ignorante por no ser capaz de comprenderle. De eso está lleno el mundo. Y ¡ojo! resulta que el ignorante puede llegar a ser tan soberbio como el encumbrado sabio lo cual a su vez resulta en tres actitudes diferentes: 1) el nuevo rico del conocimiento que pretende comprender y apreciar absolutamente todo y que es, por tanto y sobre todo si además es nuevo rico económico, carne de cañón para el fomento de las más abyectas formas "artísticas", 2) el opinador compulsivo que prospera en un entorno de relativización de la verdad sirviendo de ejemplo a mucho hortera del conocimiento (siendo esto, por cierto, germen de la perversión de la estética), y 3) quien ante la incapacidad del sabio (experto o especialista) por comunicar sus ideas o soluciones se atreve a tachar al sabio de ignorante, denigrándolo publicamente y despreciandolo en su fama.
Este último punto que suele ser de lo más frecuente en cualquier profesión realimenta todo el proceso.
Concluyendo: el problema del relativismo es un problema de humildad, lo cual viene a confirmarme en mi creencia que toda herejía no es sino una forma más o menos refinada de soberbia.
Me parece un ARTÍCULO GENIAL, aplicable no solo a arquitectura o a arte... sino a muchos aspectos de estos tiempos actuales que están llenos por igual de aspectos maravillosos así como horrorosos...
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